Hace muchos, muchos años las minas de México se encontraban en muy mal estado y para poder conseguir sus objetivos muchos de los trabajadores, que trabajaban durante años en ella, dejaban su vida allí.
Uno de estos trabajadores, el que hacía el trabajo sucio, el que se rompía el lomo por los demás se le daba el título de “El Cubero”.
Su función era sacar la Cuba día a día, tirando los desechos orgánicos acumulados. Esto lo realizaba de manera solitaria, ya que era EL designado, esta era la función de “El Cubero”, cargar todos los días con el peso en la espalda, para que el resto de los mineros pueda realizar su trabajo de manera más limpia y ordenada. Caminaba muchos metros hasta llegar a la entrada de la mina y vaciarla y si estaba demasiado llena, parte del contenido acabaría en la espalda del Cubero.
Ese simple hecho dio origen al dicho “A Ojo de Buen Cubero” ya que éste debía ser muy cauto, medido y riguroso, debía encontrar el punto justo para que la menor cantidad de desechos caigan en su espalda. Tenía que calcular bien, porque no debe ser nada divertido recibir toda la mierda de los demás en la espalda y cuando ésta, sus brazos, sus piernas....ya cansados no la podían soportar más, dejaba el lugar a un nuevo Cubero.
A buen entendedor, pocas palabras, ¿será necesario cambiar o mantenerse con el mismo Cubero que hace años aguanta el peso de todo sobre sus espaldas?
Leandro Lobosco
@loboscator
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