¡Cuánto revuelo causó el título de Vélez en la Superfinal de Mendoza! Esa estrella, legítimante conquistada y festejada, movió la estructura del fútbol argentino. Empezó con un reclamo de otro club, reclamando un título de ¡1936!. Sin discutir aquella conquista, ¿no fue demasiado pedir un título de hace 77 años? La cosa no terminó ahí: siguió con una catarata de reparto de títulos del pasado, algunos de Copas o torneos ignotos.
Históricamente el fútbol argentino contabilizó solamente los títulos ganados en el profesionalismo, a partir de 1931. Lo mismo ocurre en casi todo el mundo, exceptuando a Italia, que siempre contabilizó los títulos del amateurismo. ¿Es válido legislar hacia atrás? ¿Tiene sentido otorgar títulos a trocha y mocha cuando los futbolistas que los conquistaron y los hinchas que lo celebraron ya no están para festejarlo o recibir el reconocimiento? Es cierto que los clubes tienen su historia, desde su día de fundación.
De Vélez se habla a partir del 1 de enero de 1910 y se rememora su participación en el amateurismo, donde es cierto no ganó ningún título. Pero el listado de campeones argentinos tenía otro parámetro. Mientras la AFA continúa con sus disparates, en Vélez siguen disfrutando de su pasado reciente y su presente.
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